La senadora rumana Diana Ivanovici Sosoaca (foto) observó ante el parlamento de su país que:
Un minuto antes de que los dispositivos sismográficos detectaran el terremoto en Turquía y Siria, los gasoductos y oleoductos turcos interrumpieron su tráfico (Nota de Red Voltaire: Por ahora, esta es la única revelación que no hemos podido comprobar).
24 horas antes del sismo, 10 países occidentales retiraron sus embajadores de la capital turca.
Cinco días antes del sismo, varios países occidentales -entre ellos Rumania- advirtieron a sus ciudadanos que no debían viajar a Turquía, sin justificar su advertencia.
Hasta este momento se han registrado más de 150 réplicas del sismo que enlutó Turquía y Siria. El temblor más violento no fue el primero sino el segundo. Ese segundo temblor no tuvo un epicentro definido sino que se produjo a lo largo de una falla (a lo largo de cientos de kilómetros), hecho singular en la historia de los terremotos. Se estima que otras réplicas pueden estar a punto de producirse, incluso en Estambul, la ciudad más poblada de Turquía.
Es importante señalar que 15 firmas turcas están reexportando hacia Rusia material adquirido en Estados Unidos -por un valor ascendente a 18,5 millones de dólares [1].
El sismo tuvo lugar precisamente después de que Turquía rechazara las exigencias del subsecretario del Tesoro estadounidense, Brian Nelson, quien viajó a Ankara con la misión de poner fin a las exportaciones turcas a Rusia [2] y de lograr que el gobierno turco ya no se oponga la adhesión de Suecia a la OTAN.
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